La figura de Interim Manager permite a la empresa contar de forma temporal con los conocimientos, experiencia y habilidades específicas necesarias para superar un periodo inestable o de crisis.
No hay duda que las organizaciones son organismos cambiantes que se transforman no solo con lo que ocurre en su interior o las metas que se fijan y la consecución de acciones para lograrlas, sino también con la evolución del entorno en el que operan y los cambios del sector y de la sociedad. En este contexto altamente volátil, especialmente en los últimos años, es muy común que aparezcan problemas concretos a superar y que la organización no esté preparada para ello o no tenga los recursos humanos en plantilla suficientemente especializados para hacer frente al nuevo reto. Es por ello que la figura del Interim Manager, hace tan solo unos años aún desconocida, ha ganado un papel cada vez más relevante para la Dirección de las empresas.
De hecho, este carácter temporal hace que el Interim Management se suela conocer también como “dirección de transición”, y es muy útil incorporar una persona con las habilidades y conocimientos necesarios para superar una crisis o cambio trascendental de la empresa durante el periodo de tiempo necesario para superarlo con éxito. Debido a la gran diversidad de ámbitos en los que se puede encontrar el “obstáculo” que la compañía detecta en su camino de evolución, este rol suele desarrollarse por consultores externos ante la imposibilidad de localizar en tan corto plazo de tiempo una persona capacitada y en la propia plantilla.
¿Cómo es un Interim Manager y por qué puede lograr una resolución del reto con mayor facilidad?
Para poder desarrollar con éxito su función y salvar la temida crisis o esa transición que puede llegar a “asustar” a la Dirección de la empresa, un Interim Manager debe tener muy claro su ámbito de especialización. Es decir, fijar qué tipo de casuísticas está preparado para afrontar en base a sus conocimientos y experiencia previos y qué herramientas tiene para conseguirlo. Solo de esa forma podrá aportar ese valor que no se encuentra en la plantilla de la organización.
Pero, además de su experiencia y especialización, este “director de transición” debe contar con la flexibilidad entre sus pilares. Por mucho que sea experto en un ámbito concreto, la naturaleza de los problemas que surgen dentro de un área determinada puede ser muy variada. Es esencial que sea un profesional capaz de adaptar todo su bagaje a las características concretas del reto para que pueda aportar lo máximo posible con cada una de las herramientas que domina.
Así, no solo será un perfil altamente resolutivo y eficaz, sino que también cuenta con una gran capacidad comunicativa para aportar todo ese valor que tiene para el momento de cambio sin ser concebido como un peligro por los profesionales en plantilla de la organización, y con dotes de planificación para cumplir metas en tiempos concretos.
Sin bagaje emocional: objetividad para el éxito
Una de las ventajas de incorporar un Interim Manager es la objetividad que puede aportar. Al tratarse de un profesional externo, no cuenta con la “mochila” de experiencias de la organización, sus tendencias en la forma de resolver problemas y no tiene un vínculo previo. Gracias a esta “falta de conexión más emocional e histórica”, no está condicionado por las políticas de empresa ni por su cultura, y es capaz de encontrar perspectivas que con un vínculo de este tipo sería muy difícil.
Es decir, contratar un Interim Manager en una situación de crisis o transición es especialmente indicado porque aportar nuevas visiones, perspectivas y soluciones que nunca se han explorado por la organización y que pueden suponer la clave del éxito al abordar problemas de una forma totalmente distinta. Sí que es cierto que la empresa no debe perder en ningún momento sus valores, su visión del negocio y aquello que la define en su forma de proceder. Pero este profesional puede “ver más allá” y explorar sendas hasta el momento desconocidas por la empresa: una frescura que no se puede encontrar entre los empleados que ya llevan tiempo en contacto con la organización, con un añadido de visión estratégica.
No todo son crisis: el profesional para cambios de personal
Pero, además de las crisis y los cambios trascendentales que pueden sucederse en una corporación, el Interim Manager puede tener otra tarea que cumplir: cubrir un puesto o cargo directivo mientras se encuentra el candidato perfecto para ocupar la plaza que ha dejado el anterior profesional. Esta función se suele asumir cuando se trata de posiciones superiores en la empresa, como podría ser un director de marketing o de finanzas, por ejemplo.
Al tratarse de cargos de tanta responsabilidad, es esencial incorporar un profesional con las capacitaciones adecuadas para mantener un buen nivel de gestión mientras el relevo en el cargo se forma para asumir su tarea con éxito desde el primer día o, en bajas imprevistas, en el proceso de encontrar el candidato ideal.