El futuro de las empresas familiares está en una encrucijada: el 67% de ellas no tiene un plan de sucesión definido, según el último informe del Instituto de la Empresa Familiar. Este dato es preocupante y pone en riesgo la continuidad de estas organizaciones, que forman parte esencial del tejido empresarial español. Lo que es aún más alarmante es que solo el 33% de las empresas familiares logra pasar a la segunda generación, y un exiguo 13% llega a la tercera.
A menudo, la falta de planificación de la sucesión no se debe únicamente a cuestiones técnicas o financieras, sino también a dinámicas familiares que pueden dificultar la toma de decisiones. El relevo generacional, aunque inevitable, tiende a posponerse, abriendo la puerta a conflictos internos y poniendo en riesgo la viabilidad a largo plazo de estas organizaciones.