El famoso "techo de cristal" y su compañero de baile, el edadismo son dos de los problemas más destacados que azotan el mundo laboral moderno.
Parece que siempre se les trata como si fueran asuntos completamente diferentes, pero en realidad están tan enredados que sería más fácil separar un chicle de tu cabello después de una montaña rusa.
El "techo de cristal" es como esa pared invisible que misteriosamente aparece frente a las mujeres y otros grupos subrepresentados en la industria cuando intentan avanzar en sus carreras.
Mientras que el edadismo es esa joya de discriminación en la que los y las "maduros/as"son relegados al rincón más oscuro de muchos procesos de selección.
Ambos problemas son particularmente relevantes en la industria de la ingeniería, donde la diversidad y la inclusión son fundamentales para el éxito y la innovación.
Los profesionales mayores a menudo se encuentran en desventaja en términos de oportunidades de carrera y promoción, y las mujeres y otros grupos subrepresentados también enfrentan barreras para avanzar en la industria.
Para lidiar con esta compleja situación, las empresas deberían tomarse en serio la tarea de hacer que todos se sientan queridos y necesarios.
Esto significa, entre otras cosas, poner en marcha programas de mentoring y desarrollo para todos, independientemente de cuántos años tengan o de cuál sea su género, y hacer una revisión exhaustiva de los procesos de contratación y promoción para eliminar los prejuicios relacionados con la edad y el género.