En los últimos años, donde la complejidad de mercado y la velocidad del cambio son lo que impera, el interim management ha crecido exponencialmente como una herramienta de alto valor para muchas empresas. Sin embargo, en este camino ha aparecido un malentendido peligroso: la creencia de que un/a directivo/a con una larga trayectoria profesional es, por defecto, un/a excelente interim manager.
Las empresas se encuentran a menudo ante una decisión de primer nivel. Necesitan a alguien con experiencia directiva para liderar un proyecto de transformación, cubrir una baja inesperada o pilotar una nueva etapa de crecimiento. En esa búsqueda, es fácil caer en la trampa de asociar los años de experiencia con la capacidad para esta función. Se piensa, de manera errónea, que el simple hecho de haber cumplido 50 años o tener un extenso currículum garantiza la aptitud para el interim management.
La experiencia directiva es, por supuesto, un pilar fundamental, ya que es la base sobre la que se construye la toma de decisiones. No obstante, el interim management no es solo una cuestión de gestionar, sino de gestionar la transición, lo cual no es exactamente lo mismo. Requiere una serie de competencias únicas que van mucho más allá de las funciones tradicionales de un/a directivo/a. Un/a verdadero/a gestor interino/a es un/a especialista en "intervenciones quirúrgicas" en la organización.
Son capaces de sumergirse en una empresa, entender su cultura, sus problemas y sus oportunidades en un tiempo récord. No necesitan meses para familiarizarse con el entorno.
Se integran sin fricción en culturas corporativas diversas y se adaptan a equipos y desafíos que cambian constantemente.
Su misión es generar resultados tangibles desde el primer día. No se limitan a planificar, sino que ejecutan y lideran con un enfoque en la acción.
Llegan sin una historia previa en la empresa. Su autoridad se basa en su conocimiento, su credibilidad y su capacidad para guiar y motivar al equipo sin el peso del organigrama.
Son capaces de mantener una visión estratégica del proyecto o de la situación, mientras se sumergen en la ejecución operativa para garantizar que los objetivos se cumplan.
Confundir la veteranía con la capacidad de gestión interina puede salir muy caro para una empresa. La contratación de un/a profesional que no posee las competencias específicas para esta función puede llevar a retrasos en los proyectos, a la falta de resultados esperados e incluso a un impacto negativo en la moral del equipo.
No todo/a directivo/a sénior es un/a buen/a interim manager. La veteranía aporta sabiduría y perspectiva, sin duda, pero el interim management es una disciplina en sí misma. Es una combinación de experiencia, habilidades interpersonales y una mentalidad orientada a la resolución de problemas en situaciones de alta presión y cambio constante.
Hoy en día, podemos ver en el mercado muchos/as profesionales que se autodenominan interim managers. Sin embargo, no todos/as poseen el rigor y la experiencia necesarios para afrontar desafíos complejos. La garantía de que un/a profesional cuenta con las competencias adecuadas es crucial para asegurar el éxito de la misión.
Por eso, en Servitalent, nos dedicamos a identificar, evaluar y seleccionar solo a aquellos/as profesionales que, además de su valiosa experiencia directiva, poseen el conjunto de habilidades específicas que definen a un/a verdadero/a interim manager. Porque a veces, lo obvio no lo es tanto.