Como ya he comentado en el artículo ¿Qué es una auditoría curricular?, el proceso de auditoría curricular permite a las empresas conocer hasta qué punto los/as empleados/as que van a formar parte de su plantilla dicen la verdad en sus currículum vitae.

Hacer un currículum vitae es accesible para todas las personas, de hecho casi seguro en algún momento de nuestra vida tenemos que hacer, mínimo, uno. 

No debería sorprendernos que los currículum vitae contengan errores o que la información no se ajuste a la realidad. Además, estamos acostumbrados/as a que las empresas no comprueben si son verídicos los datos que constan en los mismos, ya que es cierto que no es una práctica que se lleve a cabo a menudo, aunque sí podría ser muy recomendable. 

Y… ¿qué sucede cuando un/a auditor/a se pone a trabajar sobre ello porque una empresa le encarga que realice este cometido?

Pueden pasar tres cosas: 

  • Que coincidan todos los datos perfectamente. 
  • Que se detecten pequeños desajustes que no concuerdan con la realidad. 
  • Que se encuentren serias discordancias.
     

Comprobar los diferentes aspectos de un perfil profesional no es difícil, ya que si se solicitan las evidencias empíricas correspondientes la mitad del trabajo está hecho. Quedaría pendiente analizar la información, hacer las comprobaciones oportunas y emitir el informe final.

Si bien es cierto que no se descubren muchos casos que generen problemas, a veces sí se hallan. Los desajustes más típicos son, por un lado, adelantar el año fin de las titulaciones universitarias tras finalizar todas las asignaturas, a excepción del proyecto final de estudios y, por otro lado, redondear las fechas de las experiencias profesionales de tal forma que se observen las mismas seguidas sin espacios vacíos de tiempo entre ellas, en ocasiones figurando que la persona ha estado más tiempo en la empresa de lo que verdaderamente estuvo. 

Por supuesto, hay errores más graves que otros, por ejemplo: si tienes dudas si lo que te está contando el/la referenciador/a profesional es cierto, o dices tener una titulación y realmente es otra, o haces constar que estuviste en una empresa multinacional trabajando durante un cierto periodo de tiempo y realmente es mucho menos.

Indicar las cosas tal y como son es lo mejor que se puede hacer. Así, todos los datos del currículum vitae permanecerán en orden y no habrá incidencias ni percances sobre las que hubiera que dar explicaciones. 

Tras analizar la información cotejando el currículum vitae con las evidencias empíricas, se emite un informe final en el que se deja constancia de las cuestiones observadas durante el proceso, pidiendo aclaraciones al/a la candidato/a cuando son necesarias. A continuación, se entrega dicho informe a la empresa que nos contrata para que con total libertad valoren finalmente si siguen adelante con la candidatura en cuestión.

Por tanto, mis consejos a la hora de redactar tu currículum vitae son:

  • Se honesto/a y transparente.
  • Apóyate en los documentos oficiales para dejar constancia de los nombres y de las fechas.
     

Sin ninguna duda, este tipo de práctica ayuda a las empresas a conocer mejor a sus empleados y empleadas, y sobre todo contribuye a que sus procesos de selección sean más justos al cumplir unos requisitos de calidad. 
 

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