Existen determinados factores como la transparencia con los clientes, la honestidad con los mismos, el cumplimiento estricto de los compromisos adquiridos, las actuaciones siguiendo ciertos criterios éticos, la acción socialmente comprometida, el compromiso social o medioambiental, la opinión que ofrecen públicamente los empleados sobre la empresa, etc. que forman parte de lo que se considera como reputación empresarial. Es decir, qué imagen está proyectando la empresa hacia los stakeholders y hacia la sociedad en general.
Pero, ¿Cómo afectan las actuaciones públicas de los empleados sobre la reputación de la empresa?. Y más concretamente, ¿Cómo afecta la integridad y honestidad de nuestros directivos en esta medición reputacional?, considerando que estas son las personas que deben promover valores, difundir cultura, representar públicamente a las empresas y dar ejemplo frente al resto de empleados.
El control y la medición del riesgo reputacional es un concepto cada vez más presente en los programas de compliance de las empresas. Y, cada vez más, el activo más importante de las empresas, el talento, se incluye como variable a tener en cuenta dentro del riesgo reputacional. La pregunta que debemos hacernos es, ¿dónde comienza el control y la medición del riesgo reputacional de un directivo o de una directiva? Sin duda, en su proceso de selección.
Los procesos de selección de los directivos deben centrarse fundamentalmente en tres dimensiones de análisis: el análisis competencial, el análisis conductual o de estilos de dirección, y el análisis de adecuación estratégica según el ciclo de vida de la empresa.
El riesgo reputacional se mide en la primera dimensión de análisis mediante una adecuada auditoría curricular.
La auditoría curricular, también conocida en el ámbito de los gestores de talento como “background check”, se suele realizar a su vez en otras cuatro dimensiones de análisis: trayectoria profesional, educación y formación obtenida, responsabilidades y logros alcanzados y, por último, pero no menos importante, el análisis de su huella digital. Este último aspecto, sin duda ha cobrado una gran relevancia en los últimos años con el potencial de difusión de las redes sociales: Linkedin, Twitter, Instagram, Facebook, Tik-tok.
La ejecución de una exhaustiva auditoría curricular, objetiva e independiente, además de dar información relevante para la toma de decisiones a la hora de incorporar talento a las empresas, evita riesgos reputacionales innecesarios derivados de la posible falta de honestidad e integridad de una personas durante un proceso de selección.
“Lleva 20 años construir una reputación y 5 minutos destrozarla. Si piensas en ello harás las cosas de forma diferente” (Warren Buffett)
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