Señoras y señores, directivos/as y, especialmente, nuestros/as queridos/as responsables de Recursos Humanos: las luces de Navidad ya brillan y, con ellas, nos sumergimos en el evento que, año tras año, se convierte en el laboratorio sociológico más fascinante de cualquier organización: la cena de empresa.
Desde Servitalent, especialistas en la selección de talento que realmente encaja con la cultura de su organización, observamos este fenómeno no solo con una sonrisa, sino con un ojo analítico. Si bien nuestro rigor se centra en la entrevista por competencias, los Assessment Directivo y las pruebas psicométricas, no podemos obviar que la cena de Navidad es, para muchos recién incorporados, la prueba final de adaptación cultural más reveladora. Es el momento donde el disfraz de candidato/a ejemplar se relaja... a veces, demasiado.
En un proceso de selección de personal riguroso, evaluamos, entre otras, la inteligencia emocional, la capacidad de networking, el liderazgo informal y la resiliencia. Estos rasgos son fundamentales, pero el candidato/a está en modo "máximo rendimiento" y perfectamente consciente de que cada palabra cuenta.
En la cena, tras el primer entrante y, seamos sinceros, la segunda copa, el escenario cambia. El entorno desestructurado, festivo y socialmente lubricado actúa como un disolvente de formalidades, revelando las soft skills (o la ausencia de ellas) en su estado más puro.
Un toque de humor necesario: Si un/a nuevo/a empleado/a le confiesa su amor incondicional por la empresa a su CEO a las 3 de la mañana en la barra de una discoteca, no es pasión por la marca, es una soft skill llamada "necesidad urgente de validación", tómatelo como un dato, no como un objetivo de desempeño directivo.
Sin embargo, la cena de Navidad refuerza una verdad fundamental que siempre defendemos en Servitalent: las competencias directivas y habilidades directivas deben ser evaluadas en múltiples contextos y simulaciones. Si un/a candidato/a demuestra consistentemente una capacidad de adaptación y una comunicación efectiva en entornos formales, la cena (si se gestiona con mesura) solo validará su integridad de carácter.
En Servitalent, seguimos apostando por la evaluación profesional, objetiva y basada en el comportamiento. Pero, oye, si al día siguiente el recién llegado es el primero en ofrecerse a ordenar las copas vacías del brindis en la oficina, ya tiene un punto extra en iniciativa y orientación al detalle