Los equipos de reclutamiento y selección se enfrentan en los próximos meses a la tormenta perfecta en el mercado del talento: escasez de perfiles, incertidumbre económica y restricciones presupuestarias por parte de las empresas. Ahora más que nunca, la excelencia en el trabajo de los profesionales de la búsqueda de personas se hará necesaria a la hora de evaluar y verificar adecuadamente las competencias requeridas por las empresas y, además, con escaso margen de error.
La tormenta perfecta en el mercado del talento: escasez de perfiles, incertidumbre económica y restricciones presupuestarias.
La escasez de perfiles ya está siendo una constante en los últimos años. Los perfiles tecnológicos, de forma muy destacada, y los perfiles ingenieriles vinculados a actividades industriales dentro de la economía sostenible, brillan por su ausencia en el mercado de trabajo, lo cual está provocando una guerra encarnizada por hacerse con este tipo de profesionales en casi todos los países occidentales. Obviamente, además del atractivo del propio proyecto - el cual hay que vender-, los mercados más fuertes, económicamente hablando, están ganando la partida a aquellos con menos capacidades financieras. Entre los cuáles se encuentra España. En este sentido, empresas y reclutadores se afanan por elaborar ofertas atractivas donde el lifestyle de nuestro país está jugando un papel muy importante.
En segundo lugar, la incertidumbre económica que se cierne sobre nuestro país, especialmente en los próximos meses, sumada a la escasez de talento ya comentada, dificulta enormemente la toma de decisiones por parte de profesionales para dar el salto a un nuevo proyecto profesional buscado y deseado. De poco sirve la ya consabida obsolescencia de muchos profesionales en un determinado puesto de trabajo, la sensación de haber finalizado un ciclo, el acomodo consciente en detrimento de la productividad. la falta de motivación, la no existencia de metas personales, la insatisfacción por la política compensatoria de la empresa, etc. El temor a equivocarse es humano, y esto está provocando que muchos profesionales no tomen decisiones de cambio en la última milla de un proceso de selección. Es decir, cuando ya está todo previsto para la incorporación y sólo falta cerrar el acuerdo.
En España, empresas y reclutadores se afanan por elaborar ofertas atractivas donde el lifestyle de nuestro país está jugando un papel muy importante.
Por último, y no menos importante, debemos hablar de las restricciones presupuestarias. Las empresas, que no tienen el talento requerido y que también son víctimas de esa incertidumbre económica, han decidido “just in case” apretarse el cinturón en todas y cada una de las partidas presupuestarias. Entre las cuales, como no puede ser de otra manera, están las destinadas a la búsqueda y selección de talento. Ahora los equipos de reclutamiento, internos o externos, tendrán que ingeniárselas para alcanzar los objetivos con menos recursos.
En esta tormenta bajo la que navegaremos, debemos buscar certidumbres, sobre todo en posiciones que son verdaderamente estratégicas para la empresa. Debemos apostar por la excelencia en la selección, con los recursos y procedimientos más adecuados y poniendo a nuestros primeros espadas al frente del proceso. No hay margen para el error: debemos encontrar a la persona adecuada, y nos tiene que decir que sí, que por supuesto quiere trabajar con nosotros.
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